El proyecto aborda un problema recurrente en el barrio Mariscal: la falta de espacio público y la insuficiencia de áreas verdes. Los estacionamientos deteriorados y los espacios subutilizados, que impactan negativamente a la ciudad en los ámbitos social, económico y ambiental, se consolidan como centros de las manzanas. La necesidad social que aborda el proyecto radica en ofrecer la posibilidad de iniciar un cambio en los paradigmas urbanos, buscando una ciudad conectada, con múltiples puntos de encuentro que fomenten la comunidad.
Se genera un proyecto piloto que propone un sistema de renovación urbana, el cual otorga espacio público y áreas verdes a partir de las manzanas existentes. Este sistema refuerza la estructura previa y, además, permite su expansión para integrar un nuevo programa. Desde el punto de vista arquitectónico, la composición establece una malla de límites virtuales donde se configuran conexiones horizontales y verticales, favoreciendo relaciones dentro del edificio como una unidad integral.